Entre vos y yo se levantaba un muro
hecho de horas desiertas.
Vos no podías verme porque
montaban guardia los rencores ajenos.
Y no obstante solía preguntarme
cómo serías en tu espera
si abrirías por ejemplo los brazos
para abrazar mi ausencia
pero el muro cayó
se fue cayendo
nadie supo que hacer con los malentendidos
y de pronto una tarde
te vi emerger por un hueco de niebla
y pasar a mi lado sin llamarme
ni tocarme ni verme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario