domingo, 2 de mayo de 2010

Cada herida deja una marca, un hueco, un espacio vacío. Nos esforzamos y desgastamos en intentos de llenarlo. Nos deshacemos en lágrimas que no conducen a nada. Nos equivocamos. Creemos que fracasamos ante el afán de curar el dolor. Hay que abrir los ojos a la realidad, ese dolor nunca va a desaparecer, ese vacío nunca se va a llenar, son heridas que quedan, son huellas de un pasado que bueno o malo, no hay que olvidar. Por mucho que te esfuerces, nunca vas a estar completo. Nunca vas a recuperar eso que perdiste, porque es una parte de vos que regalaste, que te arrancaron, u olvidaste. Son pequeñas o grandes partes de uno que dejamos en un tiempo tal vez mejor, o peor, como sea. No van a volver esos pedacitos, ni deberíamos desear que vuelvan, si comprendemos que con cada uno de ellos llenamos la vida de alguien más, si a quién se lo regalamos le hicimos un bien, y no hay forma de que se deshaga de eso, quiera o no. Todos guardamos partecitas de personas que quisimos, que nos amaron, ese es nuestro motor. Al entender esto, somos conscientes de que la vida sigue, que hay que aprender a vivir con eso, sin esperar recuperar nada de uno, regalaste y te regalaron, todo es recíproco. Siempre vamos a tener un poco más para hacer felices a las personas que amamos, y a su vez, sus pedacitos nos van a llenar la vida.

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Eras puro rocanrol .

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